Es común encontrar en los libros de historia de la filosofía el criterio de que los filósofos cosmológicos no se preocupaban por los problemas del hombre, que sus únicos intereses fueron las estrellas y el surgimiento del cosmos. “Looking back on the early history of philosophy, later philosophers traced to Socrates a major turn in its development. As Cicero puts it: “Socrates was the first to call philosophy down from the heavens... and compel it to ask questions about life and morality”(Tusculan Disputations V 10-11). Previously it had been concerned with the origins and nature of the physical world and the explanation of celestial and other natural phenomena.”[6] Esto es una lamentable reducción de la realidad histórica a una fórmula. La afirmación resulta, en mi opinión, estrecha, y coincide apenas con la obra de esos autores. Mis investigaciones me han llevado progresivamente a discrepar de lo anterior: una parte de las reflexiones de aquellos hombres se dirigió hacia la vida humana, y no fue, por cierto, una parte insignificante de la misma.
"La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás." Tales de Mileto (626/623 - 548/545 AC)
Los primeros filósofos eran de Mileto, en la zona de Asia Menor. Aunque se ocuparon con pasión de la naturaleza y los fenómenos físicos, no se pueden clasificar como científicos. Según Werner Jaeger: “la ciencia racional de la naturaleza nació con el mismo movimiento”[18] pero al comienzo estaba envuelta en metafísica, y esto último es lo que aquellos hombres hacían y no otra cosa. George Thomson por su parte dice que se trata de filosofía natural. No se trata de ciencia en el sentido moderno del termino, pero tampoco de filosofía si habláramos estrictamente. Se distancian sin dudas de poetas y literatos, al menos, en la concepción del mundo y los dioses. Por otra parte, en ellos se descubre ya el interés por satisfacer cierta condición que impone la reflexión: la verdad. Para los poetas en general, decir la verdad en sus obras no es imprescindible, y de hecho la simple imaginería la sustituye a menudo. Los hombres de letras satisfacen la condición de la verosimilitud, como explicaría luego Aristóteles: es preferible algo imposible pero verosímil, que algo posible pero inverosímil. El ideal de los milesios cobrará voz en Heráclito cuando dice: “no nos metamos a juzgar por verosimilitudes de las cosas máximas”[19]. Los poetas y literatos se apoyan en las concepciones del sentido común, no buscan la verdad que se oculta a la vista. Y esto último es (buscar el universo de la verdad oculto tras la apariencia) según Schopenhauer, la prueba del talento filosófico. Otra cita de Heráclito nos revela la concepción que los primeros filósofos tenían sobre la investigación: “A la naturaleza le agrada ocultarse”[20]. En el descubrimiento de la razón oculta de los fenómenos, en la búsqueda de la verdad, quedan enmarcados los primeros tanteos de la filosofía.
"Ningún hombre pisa dos veces el mismo río, porque no es el mismo río y él no es el mismo hombre." Heráclito de Éfeso (535 - 480 AC)
Pasemos ahora a ocuparnos de los pitagóricos. Esta escuela tiene mucha importancia en el presente trabajo. Antes que todo, es muy importante aclarar el lugar que ocupaban en la sociedad los pitagóricos, pues este aspecto será relevante cuando trate sobre sus ideas. Según los pocos datos históricos que poseemos, parece que fueron representantes de la nueva clase de los comerciantes. La introducción de la moneda durante el periodo de gobierno pitagórico, sustenta esta hipótesis. Por otra parte, no pertenecían a la nobleza. Eran hombres del pueblo que arrebataron el poder a la nobleza terrateniente, y estaban dedicados a la producción mercantil o al comercio, formando parte de una nueva clase.
"Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela." Pitágoras de Samos (570 - 490 AC)
Después de los escritos de Parménides, los filósofos se encontraron ante un difícil problema: la razón desmentía a cada paso lo que los ojos veían. El movimiento era negado con argumentos irrebatibles (y que aún hoy dan dolores de cabeza a algunos). El movimiento era, en el pensamiento primitivo, inherente a la naturaleza. Negarlo implica un cambio radical de la mente humana. Y esta nueva forma de ver el universo, que se propagó paulatinamente, era tan original como asombrosa, para los pensadores de la más remota antigüedad. Lo cierto es que a partir de Parménides se suponía lo opuesto: la materia es inerte y se necesita alguna fuerza externa para animarla. Según George Thomson: “La nueva suposición reflejaba la contradicción principal de la nueva etapa de la sociedad griega: el antagonismo entre hombres libres y esclavos. “[87] Los filósofos trataron de conciliar los puntos de vista de Parménides y sus discípulos, con la evidencia de los sentidos y la posición de los jónicos. Empédocles propuso que el cosmos estaba formado por cuatros raíces que dos fuerzas (amor y discordia) mantenían en movimiento. Anaxágoras propuso que las semillas en infinito número componían el mundo, y eran puestas en movimiento por un tipo especial de fuerza: la inteligencia. Estas soluciones fueron creadas “para mantener la realidad del mundo perceptual sin caer en las trampas de la lógica eleática”[88] La razón fundamental por la que menciono a estos filósofos es porque son antecedentes directos de la teoría atomista. Anaxágoras y Empédocles apenas deben ser mencionados en un trabajo como éste, debido a que su relevancia en el campo de la ética no es notable, al menos hasta donde mis investigaciones han llegado. Pero siendo fuentes teóricas de la obra de Demócrito, le cedimos algo de espacio en estas páginas. En especial, el sistema de Anaxágoras, como precursor del Abderita, es digno de mención.
"Discreto es quien no se aflige por lo que no tiene, sino que se alegra por lo que tiene." Demócrito de Abdera (460 - 360 AC)
Hagamos ante todo una descripción del escenario donde nuestros actores habrán de desenvolverse: el siglo V ane en Atenas. En el año 510 ane se derribó la tiranía en Atenas, con ayuda de Esparta, y tras los dos años de guerra civil que siguieron se implantó la democracia esclavista. A pesar de la victoria del demos, no hay que pensar que las fuerzas opositoras se encontraran acabadas, ni mucho menos, por el año 508 ane. Todo el siglo V ane fue de virulenta lucha política. Alrededor del año 500 ane, estalló una revuelta en el Asia Menor. Los griegos de esa zona trataron de liberarse de la opresión de los persas y pidieron ayuda a sus hermanos de la península. Apenas unas veinticinco naves llegaron, la mayoría de Atenas. No obstante, les costó diez años a los persas sofocar la resistencia. Después de esto lanzaron dos masivas invasiones contra Grecia; la primera en 490 ane la lanzó Darío, y la segunda en el 480 ane, su sucesor Jerjes. A pesar de que los Espartanos probaron que podían resistir y vencer, las batallas decisivas las libró el demos ateniense: Maratón y Salamina. En esta última batalla, el papel de la flota fue muy importante, y a partir de entonces el poderío de esa polis se basó en el dominio del mar.
"Las leyes son semejantes a las telas de araña; detienen a lo débil y ligero y son deshechas por lo fuerte y poderoso." Solón (630 - 560 AC)