La historia oculta del miedo.

En todo libro de historia militar se oculta la historia del miedo.

July 17, 2025
El mosaico se encontró en el suelo de la Casa del Fauno en Pompeya. Le han puesto por título La Batalla de Issos.

En todo libro de historia militar se oculta la historia del miedo. O al menos, hay una línea de lectura alternativa, que es la que se refiere al miedo. A los historiadores les encanta narrar las hazañas, las grandes victorias, pero por cada una de esas, hay un montón de gente que salió corriendo. Como decían los Griegos: Fobos, el dios del miedo, reina sobre el campo de batalla. Y en efecto, en las batallas de la antigüedad parece más importante asustar al rival que darle muerte. La mayoría de las bajas se producían durante la huída frenética del bando perdedor.

Hay otros detalles que nunca salen en las películas, pero sí aparecen incluso en los libros de Platón. Los griegos iban al combate con una túnica nueva y una armadura y escudo hechos de oro, y volvían sin escudo y hechos un asco. Porque durante la batalla vomitaban, se meaban y se cagaban de miedo. Literalmente!

En algunas polis se pasaron leyes que condenaban a muerte al que perdiera su escudo. Porque, como es obvio, al salir corriendo uno se despoja del peso, o sea, en primer lugar sueltas el escudo. De ahí la frase, vuelve con el escudo o sobre él. Que se puede leer como: no regreses sino victorioso o muerto. No sé si usarían el escudo para cargar a los cadáveres también. Es muy difícil imaginar los combates de la antigüedad. La física de los mismos. Un ejemplo del miedo, expresado como movimiento físico de las tropas es el siguiente: las falanges griegas no avanzaban de frente, sino que se desviaban en un ángulo a la derecha. Porque cada uno de los hoplitas trataba de esconderse detrás del escudo de su compañero a la derecha. Los romanos creo que resolvieron esto dándole a cada soldado un escudo que es como cargar con una puerta pequeña. O sea, que lo cubría por entero, y así cada uno se escondía detrás de su propio escudo.

Los ejércitos de la antigüedad incluso se rehusaban a pelear. La primera vez que saquearon a Roma (antes que Roma fuera Roma) fue después de una batalla donde los legionarios no quisieron enfrentarse a los galos. Los vieron llegar y dijeron: Contra esos animales?! Nop… se dieron media vuelta y salieron corriendo. Otras veces los ejércitos presentaban cara por pura formalidad. Tiraban dos o tres piedras, unos cuantos insultos, y se desbandan. En su libro sobre la conquista de las Galias, Cesar cuenta su enfrentamiento con el rey germano Ariovisto. Y escribe con sorna como los nobles romanos súbitamente se enfermaban, o tenía que irse a Roma a atender asuntos urgentes. Le tenían pánico a los germanos! Y tiene sentido porque eran más altos que los hombres del mediterraneo. La cosa ahora es con escopetas y de lejos, pero en aquella época era a espadazos y de cerca. En ese formato el más alto tiene ventaja.

Es para asustar al rival que se usa pintura de guerra y cascos con penachos (precisamente para aparentar más estatura). Y para asustar que se crean los gritos de guerra. Los romanos en cambio no gritaban, ni hacían ningún ruido. Precisamente para atemorizar con el silencio. Imagínate llegar a un campo de batalla y encontrarte con una soldadesca en perfecto silencio, con total organización. Ese nivel de disciplina también impone respeto.

En la foto, el mosaico se encontró en el suelo de la Casa del Fauno en Pompeya. Le han puesto por título La Batalla de Issos. La imagen recrea el momento en que el rey Dario III huye en su carroza y abandona a su ejército, mientras Alejandro Magno lo persigue. Yo estoy casi seguro que la estrategia de Alejando Magno en sus enfrentamientos contra los persas consistía en asustar al rey enemigo. En las dos batallas campales que ganó, intentó imitar a su héroe Aquiles y matar al rey Dario III. El resto del ejército estaba allí sólo para apoyarlo y entretener a los persas, mientras él personalmente se abría paso por entre el mar de infantería que protegía al rey. Desgraciadamente para Alejandro nunca pudo complir su objetivo, porque Dario III corría más rápido. Después de dos derrotas similares, Dario III perdió la confianza de sus tropas y su imperio. Es muy difícil convencer a alguien de que muera por tí, cuando tú mismo sales huyendo al primer atisbo de peligro.

Mi batalla preferida en este tema es la batalla de Delio. En primer lugar porque participa Sócrates :) y en segundo lugar porque los atenienses habían básicamente ganado la pelea. De los hoplitas atenienses se habla menos que de los espartanos, pero que también le sacaban un susto a cualquiera. Sino pregúntenle a los Persas por la batalla de Maratón. Volviendo a Delio, los atenienses habían pulverizado el flanco de los beocios. Pero cuando Pagondas (el general tebano) hizo marchar a su caballería por una cresta cercana, los atenienses pensaron que se trataba de otro ejército y huyeron despavoridos. Lo más interesante del caso es que la fuerza de caballería no representaba una amenaza real. Se trataba de unos cuantos nobles montando los caballos casi al pelo. No hubieran podido cargar contra la falange sin perder el equilibrio al impacto.

Y Sócrates se retiró como un tipo duro. Platón lo describe así en El Banquete, a través de los labios de Alcibiades: "También, amigos míos, debo hacer mención de la conducta que Sócrates observó en la retirada de nuestro ejército, después de la derrota de Delio. Yo me encontraba a caballo, y él a pié y con armas pesadas. Nuestras tropas comenzaban a huir por todas partes, y Sócrates se retiraba con Laques. Los encontré y los exhorté a que tuvieran ánimo, que yo no les abandonaría. Aquí conocí yo a Sócrates mejor que en Potidea, porque encontrándome a caballo, no tenía necesidad de ocuparme tanto de mi seguridad personal. Observé desde luego lo mucho que superaba a Laques en presencia de ánimo, y vi que allí, como si estuviera en Atenas, marchaba Sócrates altivo y con mirada desdeñosa (1), valiéndome de tu expresión, Aristófanes. Consideraba tranquilamente ya a los nuestros, ya al enemigo, haciendo ver de lejos por su continente que no se le atacaría impunemente. De esta manera se retiraron sanos y salvos él y su compañero, porque en la guerra no se ataca ordinariamente al que muestra tales disposiciones, sino que se persigue más bien a los que huyen a todo correr."

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